En el vientre azul

En el Vientre del Azul

Silencio de agua en los labios,

peso que se desvanece,

y el mundo que allá arriba

se olvida, se pierde.

Ya no soy el hombre en un camino,

Soy este ser en el vientre

de la madre mar.

La luz se hace lejana,

es sólo un rastro,

mientras el cuerpo flota

en un cielo falso.

Todo es líquido, sueño,

y el abismo me llama,

a una eco oscura, fría y

aterradora noche

que a mi alma embriaga.

¿Quién soy aquí, sin tierra,

sin nombre, sin carga?

Soy un pez sin memoria,

una sombra extraña.

Aquí no hay gravedad,

sólo un vacío blando,

y la vida se siente

como un susurro ahogado,

pero pleno y dichoso,

sin nubes, ni prados,

solo esta líquida inmensidad.

Bajo mí, el negro eterno,

una boca abierta,

un misterio sin fondo

que nunca despierta.

Nado hacia la nada,

hacia el borde incierto del abismo

y el silencio me envuelve

como un abrazo eterno

y me dice no vuelvas, ¡quédate!

eres agua,

pero mi mundo me llama

y regreso a la superficie,

calmo, feliz, pleno,

pues mis ojos vieron al abismo.

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