Arena entre los dedos

¡No te vayas todavía! ¡Quédate unos minutos más! Estoy tan solo y la noche está tan fría. Mi ventana me trae aún más congoja, la calle solitaria y vacía, las veredas húmedas  y esa bruma que repta y enfría los huesos. ¡No te vayas! Déjame recordar el color de tus ojos, eran de color almendra, […]

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